Una nueva era de biomarcadores de progresión en esclerosis múltiple

14.06.2020

Los neurofilamentos (NfL) de cadena ligera y los microARN (miRNA) pueden ayudar a predecir el curso que tomará la esclerosis múltiple (EM) en los individuos, según dos nuevos estudios publicados en Neurology y Acta Neurologica Scandinavica. Los marcadores podrían ayudar a identificar la enfermedad progresiva y facilitar las decisiones de tratamiento.

La mayoría de los tratamientos actuales de la EM se utilizan para minimizar la actividad inflamatoria en la forma remitente-recurrente de la enfermedad, pero es la progresión de la enfermedad en la EM remitente-recurrente y progresiva lo que finalmente conduce a la acumulación de la discapacidad. Por lo tanto, en la práctica clínica sería valioso contar con marcadores fiables que identifiquen a los pacientes con enfermedad progresiva o en riesgo de padecerla. En los nuevos estudios se investigaron dos posibles marcadores en la sangre.

En el primer estudio, Ali Manouchehrinia y sus colegas investigaron la asociación de los niveles sanguíneos de NfL en el momento del diagnóstico de la EM con la progresión posterior de la discapacidad. "En Suecia se han establecido varias cohortes de pacientes y controles emparejados de población a nivel nacional, y al tener acceso a estas cohortes, estábamos en una posición única para investigar si la NfL puede servir como un biomarcador de la progresión de la discapacidad a largo plazo en un gran número de personas con largos tiempos de seguimiento", explica Manouchehrinia.

El estudio incluyó 4.385 pacientes con EM y 1.026 controles sanos que fueron emparejados por edad y sexo. Los investigadores midieron los niveles de NfL en muestras de plasma obtenidas de pacientes en el momento de su diagnóstico de EM, o a la edad equivalente en los controles. Los niveles de NfL se compararon entonces con las puntuaciones de la Escala Expandida de Estado de Discapacidad (EDSS) para cada participante durante una mediana de seguimiento de 5 años. Entre los individuos con EM, aquellos cuyos niveles plasmáticos de NfL al momento del diagnóstico eran más altos que los de los controles de edad equivalente tenían mayor riesgo de alcanzar los hitos de la EDSS durante el seguimiento que los individuos cuyos niveles de NfL no eran elevados.

Ahora, el equipo quiere aprender más sobre la relación de la NfL con la discapacidad de la EM y también determinar si sus niveles sanguíneos pueden decirnos sobre la función cognitiva.

El segundo estudio, dirigido por Alberto Gajofatto, se centró en los miARNs como marcadores del curso clínico de la EM. La expresión alterada de los miARNs se ha asociado anteriormente con enfermedades que implican una alteración del sistema inmunológico.

En su estudio exploratorio, Gajofatto y sus colegas midieron los niveles de suero de varios miARNs candidatos -elegidos en base a pruebas previas- en 74 personas con EM, 13 de las cuales tenían EM primaria o secundaria progresiva.

Los niveles de miR-128-3p eran más altos en personas con EM progresiva que en personas con EM remitente-recurrente. Entre los pacientes con EM remitente-recurrente, los niveles séricos de miR-128-3p fueron más altos en las personas que experimentaron recaídas durante el período de seguimiento que en las personas que no experimentaron ninguna recaída. Además, los niveles de miR-128-3p se correlacionaron inversamente con la tasa de recaídas.