Los oxisteroles y la esclerosis múltiple

10.03.2021

La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune que afecta al sistema nervioso central. La disfunción del sistema inmunitario provoca lesiones que causan trastornos motores, sensoriales, cognitivos, visuales y/o de los esfínteres. A largo plazo, estos trastornos pueden evolucionar hacia una discapacidad irreversible. El diagnóstico lleva tiempo porque no hay criterios específicos para diagnosticar la esclerosis múltiple. Por lo tanto, para realizar el diagnóstico se requiere una combinación de argumentos clínicos, biológicos y radiológicos. De ahí la necesidad de identificar biomarcadores de esclerosis múltiple. Algunos biomarcadores se dirigen a la inmunidad mediante la detección de bandas oligoclonales, la medición del índice de IgG y las citoquinas. Durante el proceso fisiopatológico, la barrera hematoencefálica puede romperse, y este acontecimiento puede identificarse midiendo la actividad de la metaloproteinasa y la difusión del gadolinio en el cerebro mediante resonancia magnética. También pueden ser interesantes los marcadores de desmielinización y de actividad astrocitaria y microglial, así como los marcadores de daño neuronal y del estado mitocondrial. La medición de diferentes lípidos en el plasma y el líquido cefalorraquídeo también puede proporcionar información adecuada. Estos diferentes lípidos incluyen los ácidos grasos, los productos de peroxidación de los ácidos grasos, los fosfolípidos, así como los derivados oxidados del colesterol (oxiesteroles). Los oxiesteroles podrían constituir nuevos biomarcadores que proporcionen información sobre la forma de la esclerosis múltiple, la evolución de la enfermedad y la respuesta al tratamiento.