El tratamiento con gusanos eficaz en Esclerosis Múltiple

22.06.2020

El tratamiento con larvas de anquilostoma fue bien tolerado en pacientes con esclerosis múltiple (EM) y, aunque no se alcanzó el resultado primario, hubo algunas pruebas de un efecto terapéutico beneficioso en el primer ensayo clínico aleatorio para evaluar ese enfoque.

"Parece que un organismo vivo puede precipitar cambios inmunorreguladores que pueden afectar a la actividad de la enfermedad de la EM", concluyen los autores del estudio.

El estudio se publicó en línea el 15 de junio en JAMA Neurology.

La hipótesis de la "higiene" sugiere que al mejorar nuestras prácticas de higiene hemos eliminado estos organismos o "viejos amigos", lo que ha llevado a un aumento de las condiciones autoinmunes e inflamatorias.

En la EM, hay buena evidencia de que las células T reguladoras - que normalmente previenen la inflamación excesiva - son defectuosas. La infección por anquilostomas también ha demostrado restaurar la actividad de las células T reguladoras en modelos experimentales.

Para el estudio, 71 pacientes con EM recurrente sin tratamiento modificador de la enfermedad fueron asignados al azar para recibir terapia contra la anquilostomiasis o un placebo. El tratamiento se administró en forma de 25 larvas de Necator americanus aplicadas a la piel en un parche, imitando la infección natural.

Se realizaron resonancias magnéticas mensualmente durante los meses 3 a 9 del tratamiento, y luego 3 meses después del tratamiento.

El criterio de valoración primario -el número acumulado de lesiones nuevas/amplias T2/nuevas lesiones T1 mejoradas en el mes 9- no fue significativamente diferente entre los dos grupos, con 154 en el grupo de anquilostomas frente a 164 en el grupo de placebo (imputación basada en la media).

De los pacientes tratados con anquilostoma, el 51% no tenía actividad detectable en la resonancia magnética frente al 28% de los que recibieron placebo.

El punto final secundario, el porcentaje de células T reguladoras del total de células CD4+ en la sangre periférica, aumentó significativamente en el grupo de anquilostomas y disminuyó en el brazo de placebo.

No hubo diferencias en los eventos adversos entre los grupos, salvo por la mayor incomodidad en la piel en el lugar de la aplicación en el grupo de anquilostomas (82% vs 28% placebo).